Acércate. Soy el tiempo que no ha llegado.
Mírame. ¿De qué soy la consecuencia?
Súbita lágrima que emana y no retengo
puesto que el amor destierra y remata,
este amor me está matando.
Qué angustia tan crónica voy sintiendo.
Todo lo que quiera y pueda llegar a ser
en la vida puedo llegar a serlo contigo,
el hastío de buscarte y no tenerte es el
esfuerzo que se deshoja con el tiempo.
Déjame. Que no lloro, mi amor, que no.
A veces, no lloramos por nosotros mismos,
lloramos por el futuro (por el mañana)
que en ese preciso instante representa
lo que suelto y cierro si te conozco en el
Purgatorio y te pierdo en el Paraíso.
Vanas promesas pero la muerte me miraba.
Desapego por la vida.
He dejado una estela en aguas de la Estigia.
Un ocaso, perfecto para decirte que te amo
aunque calles o bajes la mirada.
¿Por qué no me quieres?
¿Por qué ya no puedo?
¿Por qué soy la aurora que
nunca viste y cuál era la
razón por la que pintaba
estrellas en el suelo?
Eres mi causa y consecuencia.
Estigia= (mitolog griega) cuando una persona moría, su alma era transportada hacia la orilla del río Éstige (ó Laguna Estigia) por el dios Hermes. Allí esperaba a Caronte, cuya barca atravesaba la 'frontera' entre el mundo de los vivos y el Hades.
ResponderEliminarInfierno-Purgatorio-Paraíso: véase cualquier resumen de la obra de Dante Alighieri 'La Divina Comedia'.
Mirándome Morir
ResponderEliminarPor: Jairo Bohórquez Guillén
Ante el espejo
tiemblo...
Cronos me está marcando con sus huellas,
mas bien heridas, zarpazos.
¿Acaso tus manos, no son, si no garras
que posas sobre mí, para tatuar minutos?
Mendigas vida. Entregas muerte.
Ante el espejo
tiemblo...
Empieza a conjugar el pretérito
todas sus formas, todos sus verbos;
ar, er, ir de principio a fin.
Pesa lo realizado,
pesa lo no hecho.
Vislumbro en el futuro
lo deseado por hacer.
Sin embargo sigo inerte,
vegetativo sobre el presente.
Mientras la araña de tres patas
teje su tela sobre mi frente.
Y sigo ante el espejo
temblando...
Buscando disfrazar el tiempo,
con lagrimas de adolescente
carcajadas colegiales
pañuelos de colores
címbalos y panderetas
que entona el silencio en sinfonía.
Pero el cristal no miente.
No sabe de sobornos.
Es como un niño, dice lo que ve.
No sabe de política y apellidos,
de raza o religión.
Y el cartógrafo de las horas
sigue su tarea. Mapa de dias,
que traza en el frágil lienzo
que cubre mi mortal predio.
No con lápiz. Con bisturí.
Y temblando me miro.
Me miro temblar...
Santoral mensajero,
que el otoño se extinga en ti.
El negro de mi pelo
es alegría es festín.
Fuego llama de años,
no quemes el carbón de mi sien.
Cenizas pronto habrá.
Blanco principio del fin.
Mis flores agonizan.
Mis luciérnagas se opacan.
Blanca huesa no me huelas,
no tengas sed de mi
que mis átomos inertes
nutrirán tu vientre al fin.
...Con el espejo empañado
sigo, mirándome morir..."
Muy bueno, Jairo. Estupendo ;)
ResponderEliminarTan bueno como para que me ayudes a ser leído en tú web, ya que en otras no me aceptan porque no encajo, según me dicen siempre. En todo caso te agradezco el comentario y déjame decirte que tú poema está muy bien.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cómo lo hago? es que soy nuevo en esto?
ResponderEliminarTranquilo, no pasa nada...nos vemos.
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