10 oct 2017

Cuando el hombre llegó, ya no quedaban brasas

Dentro de toda tristeza le baila una mujer,
bella aún sin rostro y con un paso firme,
con un olor que recuerda a canciones de amor.
Una mujer que jamás existió.

Aún cuando el norte apunta frío,
y hay escarcha en el suelo por la mañana,
bajo las mantas se encuentra con fuego.
Con una mujer que jamás vivió.

Nunca encontró la razón para tanta canción bonita,
tanta letra suelta en las cortezas de los árboles.
Ningún fondo para todos los poemas de amor.
Para una mujer que nunca nació.

Jamás zarparon a Troya todos aquellos hombres,
ni se mataron a duelo, ni atacaron a los molinos.
Nunca nadie cantó bajo ninguna ventana.
A una mujer que aún no es ni niña.

Al morir nunca se marcó la piel con un nombre,
no había compañía a la tierra, ni viuda en su esquela,
Ni una mano con andar firme tiró el primer puñado de arena.
Ninguna mujer existió al final de todo

Al final de todo su camino,
cuando el hombre llegó,
ya no quedaban brasas.
De la mujer que siempre existió.

Foto de Kayla Christine

7 sept 2017

Un sol más humilde, menos corrupto, nunca desde el norte

El sol trajo siempre piezas de más para hacer
una plaza sin adoquines en el suelo
para que yo me llevara el resto en el bolsillo
y poder adornar tu frente al apartar el pelo de tu cara.

Y cuando te dejo en casa solo siento dentro,
pedradas a la calle y al sótano para encerrar,
todas las ganas de morir mordido por las fieras.

Todas las muertes no son ninguna, y por la fuerza
y a la fuerza deshago los botones de mi techo,
para que salga un sol algo menos remendado:
Más humilde, menos corrupto, nunca desde el norte.

Ten, te traigo mis brazos y un consejo:
Cierra la puerta al limpiar la hoja,
no quieras que te bese a dentada y ladrido.

Deja que grabe a filo y fuego,
sobre nuestra puerta y protección,
que lo lean todos los que vengan a matarnos:

"Deja que el sol te despierte o amenace.
Deja que el aire entre por tu ventana hasta en invierno.
Pero nunca, nunca, dejes que entre yo."



1 ago 2017

Seamos hojas al viento

Me gustaría vivir más para ver todas
y cada una de las tonalidades verdes
de tus ojos al mirarme cuando yo te sonrío.
Y así verte siempre.

Necesitaría conocer todos los lunares de tu seda y fuego;
Caminar despacio este camino de búsqueda y caza,
desear que sea largo viaje sin llegar nunca al final.
Y así alimentarme de los mordiscos que te doy.

Mataría por un verso sin prisa, un arriba y abajo,
unas caladas profundas al pecho de un humo negro,
dentelladas a medianoche y buenos despertares.
Y que así me tengas tu también.

Querría ser hoja al viento a tu lado,
dar destellos verdes a la luz del sol,
caer sobre alguna acera y mojarme.
Y así flotar en un charco contigo.

Poder escondernos y llamarlo vivir,
poder arder y decir que es nuestro aire,
si no tienes alas puedes coger las mías:
Ya no las necesito desde que soy chacal.

Riamos sin razón alguna,
yo te presto mi sonrisa siempre,
si tu me dejas quedarme embobado,
solo, mirando la tuya.

Foto Kayla Christine

19 jul 2017

Cansada

Cansada, cansada, ella está cansada,
cansada del murmullo de la noche
al cual un eco después le sigue,
unas veces llega, otras no se para.

Cansada, cansada, ella está cansada,
cansada y también perdida,
cansada está ella de abrir
y cerrar puertas y ventanas.

Cansada, cansada, ella está cansada,
cansada del silencio de la noche
que ondea en el aire como
una vela que después se apaga.

Cansada, cansada, ella está cansada,
cansada está ella de esperar
y de apoyarse en el duro alféizar
a llorar cada mañana.

Cansada, cansada, ella está cansada,
cansada de existir meramente
y de darle un sentido diariamente
al igual que al tiempo que pasa.

Cansada, cansada, ella está cansada,
cansada del gran vacío sonoro
al que le ha castigado esta vida
y donde antes hubo ese algo
ahora ya no queda nada.

6 jul 2017

Why don't you stay?

La duda ataca siempre y me abruma
viene cruzando mi niebla y asalta:
¿Por qué no te quedas?
Prefiero estar siempre aquí a construir fuertes
en la palma de mi mano con alguna razón más.
Te voy a echar más de menos de lo que pensaba.

Podemos vernos arder y llamarlo vivir,
trastear con nuestros costados y palmadas al aire,
que te rías para que yo deje de ser tan solido,
tan tranquilo y tan guardián de mis nervios.
Tu respondes que si, que puedes quedarte,
y sin embargo tus pasos me dicen que mientes.
Y otra vez vuelve la espera entre columnas
para los días de muérdeme y agárrame la cara al besarme.

Sabíamos que el sur era una dirección muy lejana,
siempre duele alejarse de la estrella polar donde vivimos.
Ahora mis raíces quieren volar a ti para ser testigo,
por fin una decisión que si merece ser tomada.
Encontrar una estrella que me señale dónde dormirás hoy.

La almohada me aúlla sobre otros paisajes sin horizontes
que se estremecen solo con el paso de los gigantes
que me acompañan en tu búsqueda y una canción para llorar.
Hoy un puño sobre la mesa rompe todos los esquemas
porque mañana puede que vuelva a poder verte.




29 jun 2017

De árboles y almas

Clavado en la garganta tienes
otro nombre de un olmo gris,
y no el de mi roble de raíces profundas.

Atravesado yo en la mía tengo
otro nombre de un arbusto ya quemado,
y no el de tu ficus de lomo suave y curvo.

Aún así solo te pido que me dejes plantarme a tu lado.
Dejemos que la nieve nos cubra y hiele cada invierno,
que esa manta nos tape y podamos abrazarnos a oscuras.
Siempre fue la mejor forma de pasar el invierno,
para dos árboles entrelazados rama a rama y raíz a raíz.

Perderemos savia por cada corte y hachazo
que nos daremos cuando queramos separarnos,
con un lalalalala without you,
aunque compartamos raíces, medio tronco,
y tus flores iluminarán mis ramas.

Sin duda me secaré y moriré al preguntarme,
la razón por la que te quedaste con un árbol
que te tapaba el sol y asfixiaba los brotes.

Un roble demasiado terco para cualquier flor.

Así seremos dos árboles unidos que solo buscan
otras raíces, otras tierras y un prado donde descansar,
por eso soy un roble que orgulloso tiene,
un tronco marcado a navaja que miente,
y dice que tu y yo somos para siempre.



21 jun 2017

Nuestros pedazos de silencio

-Primer pedazo, el de aquel día-
Siempre quise barrer lujuria de tu pecho,
solo por rozarte un poco más que siempre,
y arañándote la espalda y besándote
te traeré un invierno para nuestros sudores.

-Segundo pedazo, seguimos viéndonos-
Se me rompen los dedos si me dicen,
que hoy no vas a romper el silencio,
y me tocará, paciente, quebrar mis latidos:
Cuando todos los caminos me llevan a tu cadera.

-Tercer pedazo, siempre el peor-
No olvidemos cerrar el traqueteo
que me traigo de montañas pasadas,
ni perdones los candados que me pongo,
solo traquetea conmigo hasta otro colchón.

-Cuarto pedazo, el de cierre-
Prometo que veo tu cara en todas las de Keaton Henson,
y las escucho cuando tocas las teclas de mi espalda,
porque sabes donde me escondo cuando soy feliz:
Soy yo entre tus párpados y tu voz diciendo mi nombre.


"Ya ves" Eva Cadarso



5 jun 2017

Miopía con cafeína si todo va bien

Amanezco gris y resbalo en un día que no me llama a nada. La mañana me come y la consumo, trae con ella noticias de sangre y corrupción: Alguien ha muerto esta noche.
De nuevo el único rescate es el jazz o el rock n' roll, siempre más ciertos que la humanidad entera. Sé lo que me digo en las horas que solo busco enterrarme en la cama, trasplantar mi alma a una lluvia lejana. Un pájaro que emigra. Un roble de raíces profundas. O una hormiga roja.
A pesar del chacal que araña por dentro, me amanso si el sol toca mi cara y me hace guardar garras y colmillos. La misión es encajar, teñir mi color sangre de gris sociedad, casi muerte.

Aún noto ceniza en el cielo de la boca cuando apuro los tragos de una cerveza caliente en una terraza, con las gafas sucias de lluvia y calor. Luego ya será vaho. Sintiendo el asfalto quemar cuando la ciudad pasa ante mi, y el gemir de un motor en espera.

Hoy ha sido un gran día.



30 may 2017

all dressed up, and smelling of strangers

Ahora busco el recuerdo de un olor,
que me traiga el viaje de un piano lento,
un Sol rasgado que termina siendo un Si, siempre.

Ya no es dueña de mis deseos aunque
puede que yo sí de sus escalofríos nocturnos cuando
un recuerdo hace que se despierte y recuerde,
cuando nos partíamos a golpe de uña y diente,
bajo unas sábanas avergonzadas de ver
lo que nos hacíamos entre grito y risa.

Ese piano me hace recordar.

Al ritmo de un escalofrío su piel tersa,
me decía que siguiera acariciándola
si no quería que me olvidara al irse.

Al ritmo de una sonrisa sus labios,
me decían que siguiera besándola
si no quería que me olvidara al irse.

Al ritmo de su adiós siempre corto,
me decía que no la soltara nunca
si no quería que me olvidara al irse.

Recogía la ropa y cabalgaba lejos de aquí,
tras peinarse en el espejo mientras la miraba.

El ritmo de su olor en mi cama,
me grita que siga pensando en ella
si no quiero olvidarme de ella al quedarme.



25 may 2017

Reflejo tras lo oscuro

Deshice los nudos de mi ventana rota,
otros trajes o camisas que volaban,
emigrando vuelos de alegría y progreso.
Iluminé e ilumino caminos de exilio
y vuelta a casa por libertad.
Y al escuchar tropiezos caigo yo,
de empatía somnolienta y atragantada,
en unos verbos aún por salir.

Las únicas palabras claras son:
¿A quien encontraré al mirar
al espejo tras lo oscuro?

Adelanto tradiciones y traiciones,
marcas negras en los muslos que reflejan
noches que se alargan en la mañana,
y agujas que no queman.
Noches acompasadas con el badajo
que anuncia las horas a en punto,
y a menos cuarto siempre me entran
prisas por correr.

Honestamente no recuerdo a quien
debo avisar cuando todo esto acabe,
ni a quien morder en la mejilla,
al despertar en sábanas encapotadas.
Mejor correr empinado camino,
para poder ser siempre yo.

Creo que eso es lo que encontraré
al mirar al espejo tras lo oscuro:
El poder ser siempre yo.


Foto de Kayla Christine

22 may 2017

El descanso que necesito es camino y monte

Traigo exilio de romerías,
reliquias de iniciados,
y a veces,
truenos desarraigados.
Tus bailes de camino
a siempre sin mi,
dos hijos de puta
atragantados con polvo.

Las cuentas rojas
que siembran camino,
traen amapolas
con espinas de tinta.
Que dictan un ritmo mal
cantado por la garganta
ronca de gritar y no beber
en tragos largos, tus dientes.

Y flotan los tonos que,
distraídos rompen rocas.
Arden piras milenarias con
leña traída de otro bosque.

Y de siempre en cuando busco,
un descanso de paz entre bosques
ríos, rocas y una hoguera que ayude
a calentar mi cuerpo del pecho a las nubes.



29 abr 2017

Lo encontré enterrado en mi pecho

Encontre enterrado en mi pecho,
un brote de incertidumbre
que no me dice nada.
Se había colado en mi,
astuto, rápido y en silencio,
camuflado como noche sin dormir.

Cruje cuando respiro y está frío,
y poco a poco aprieta mi corazón.
Tengo miedo de que me mate,
o me robe todos los abrazos,
así que lo empujo más adentro:
Que nadie lo vea.
Que nadie lo note.

Encontré enterrado en mi pecho,
un brote de incertidumbre
que a veces me grita.
Me grita quien soy yo
y qué no tengo ni tendré.
Me grita mientras sonríe.

Encontré enterrado en mi pecho,
un brote de incertidumbre
que no me dice nada,
pero siempre me aprieta y siembra
una duda en todos mis pasos.
Así que cuando estoy solo
trato de arrancármelo.
Que no me haga dudar.
Que mis pasos sean firmes.

Sin embargo lo celebro:
Estoy contento con mi incertidumbre.
Lo hago mío y me recuerda a ti.

Estoy contento porque al fin
encontré enterrado en mi pecho,
el brote de incertidumbre
que tú sembraste al irte.




29 mar 2017

Las cunetas gritan lo que los sordos callan.

Nací en una sociedad
en la que convivo
con gente vacía de alma
y llena de polvo,
que odia al diferente
y desea serlo al mismo tiempo.
Una sociedad cada vez
más estúpida, ególatra y muerta.

Pero yo veo esperanza
en un caminar dados de la mano,
en el reír, beber con compañeros
y morir con camaradas.
Un puño cerrado contra
la mandíbula del sucio corrupto,
pólvora que marca un camino
cerrado por barricadas y libertad.

Golpeo badajos que
me suenan a puño en alto y fusil.
Cuando traen banderas negras
y cabalgan los estudiantes,
buscamos un sueño tan vivo,
que los corazones muertos
jamas querrán entender.

Entierren dientes de poeta,
que son semillas fuertes.
Griten ¡viva la muerte!
en la universidad de Unamuno,
que mañana vendrá el saber.
Corrompan la Plaza del pueblo.
Encierren al pastor de la cebolla.
Sepan, malditos fascistas
que la historia nos absolverá.


27 mar 2017

Leyendas de las cosas rotas.

Hubiera sido la más grande
de las historias,
de haberse escrito
con las manos adecuadas,
hubiera nacido,
crecido y muerto entre reyes.

Podría haber sido recordada
como poesía y poeta.
Pero la decadencia
con unos brillos grises,
trajo una muerte,
pastillas para dormir y una pistola.

Unas gotas de agua,
un carro y fuertes pisadas:
Al caminar entre bosques,
recuerdo tus brazos
y se me parten los míos,
al intentar recoger del suelo
trece amapolas rojas.



2 mar 2017

Un olor a café antes de dormir.

Dos cucharadas de nervios,
echo al café nada amargo.
Soplo antes del primer sorbo,
pero le doy dos tragos.

A un sueño que aún no ha dormido,
contigo un paseo de la mano,
un arañazo largo en la espalda,
arrancado entre gritos y muelles.

El café lo tomo solo y sin azúcar,
como los verdaderos Buendía.
Solo espero no terminar atado,
loco, al árbol de mi jardín.

Rellena mi taza, por favor,
que hoy me quedo a dormir.

Levanta la cabeza y duerme.
Pon tu cabeza en mi pecho.

No pongas ninguna alarma hoy.

John Neeman

22 feb 2017

Tu beso fue mi plaga.

Señales de Dios cuando no manda plagas,
ni muerte para todos los primogénitos,
cuando el único deseo es el de matar estirpes.

Nada abriga los brazos al rodear,
una mujer de pelo color tormenta,
pero el calor del pecho es suficiente.
Aún siendo aire en su libre tempestad,
galopo todos los átomos de su espalda,
en besos, caricias, arañazos y mordiscos.

Así soy siempre tuyo.


7 feb 2017

Su cabellera para mis enredos.

Todas las cosas necesitan un pasado del que correr,
un aplauso que lo despierte de un trasnoche.
Yo que prefiero ser negado a corrupto y oxidado.

Pero decídselo a ella.

Cuando necesita huir desde mi cama sin moverse,
por si vuelvo siguiendo su camino de adoquines,
y encuentro las sábanas frías e inertes sin ella.

Rogádselo a los charcos.

Que se sequen y nos arrastremos para siempre,
hasta ser lodo denso y atrapemos los pies
de viajeros con botas y exilio.

Pero dejadme su pelo.

Para poder esconderme cuando lo necesite,
tener excusa para enredarme siempre los dedos.
Perderme y que solo me pueda encontrar ella.

A poder ser, enterradme en su melena.





3 feb 2017

Encuadres de señora y platino

Determinemos lo que debe nacer,
entre dos chispas quebradas que se miran.
Juntemos las teorías que dicen que debo ser
nacido a mata caballo un mediodía caluroso
de un cuarto mes nada preparado para verme.

Una trotada nada fructífera que viene hacia mí,
con la noticia de que un viento mal soplado me persigue,
unos trastes de unos tonos demasiado dulces,
que te mienten y apalean los adoquines del frío.
Una decisión que no merece ser tomada.

Siendo claros me persigo por el bordillo,
pronto pero nunca temprano amanece la luna,
brillan los adoquines de tu camino a la orilla.
Parten las ramas un llanto que cruje y desgarra,
el alma de los que buscan un hogar al cobijo de la tierra.


2 feb 2017

Disparos en la Plaza

He oído disparos cerca de la plaza,
hay sangre derramada en la arena,
donde antes había reses y campo
ahora hay una fogata.
Creo que están quemando cuerpos
y su llanto de sus vasos se derrama
y un eco sordo alcanza los rincones
de mi madrugada.
Creo que esa gente viene huyendo
aunque en las manos llevan armas
vecinos aseguran que hay revuelta
en Salamanca.

Que la guerra no se alargue.
¡Ay, vecina!
Enterradme si me matan
a la sombra de mi encina.

He oído disparos cerca de la plaza
y mi yerno ha cogido su escopeta,
cinco hombres le están esperando
en la entrada.
Se han llevado a mi hija detenida,
su marido en el suelo se desangra
los dos infantes han sido recogidos
por la Guardia.
Fueron deshojados cuatro pétalos,
cuatro velas iluminan nuestra casa
talla cuatro nombres el carpintero
por la mañana.

Flotan cuerpos en el Tormes.
¡Ay, vecina!
Enterradme si me muero en
alguna de sus orillas.

He oído disparos cerca de la plaza
las prisiones se llenan de personas
las personas que se niegan a ceder
son ejecutadas.
Mirad al niño que va por las calles
y si le preguntan aparta la mirada
y cuando nadie le mira él destroza
cristales y ventanas.
Ahora que está todo muy callado,
ahora que redoblan las campanas
dicen que la guerra ha empezado
en Granada.

El agua se está tiñendo.
¡Ay, vecina!
Cuidado si al río bajas
o si cruzas esa esquina.

He oído disparos cerca de la plaza
tanta la gente desaparecida y una
cruz en memoria de las personas
asesinadas.
Cerca del pueblo hay tres iglesias
y hay cinco misas por la mañana,
los feligreses llevan a las familias
unos oro y otros plata.
Un ermitaño pasea por el pueblo
y pidiendo limosna por las casas
sordo de nacimiento él advierte
que llegan doce plagas.

Que el entierro no demore.
¡Ay, vecina!
He venido para irme
pues no me quedo a la misa.


21 ene 2017

De alguna forma, ella.

De alguna forma muy común irrumpe en la sala,
una cabellera del color de un recuerdo con arrugas.
Por muy común que venga, mi mirada aparta al resto,
y le hace camino para que entre y me mire.

De alguna forma consigue ponerme nervioso,
que me tiemble el pulso y sin querer baile sin zapatos.
Me parto en mil trozos por cada vez que la abracé
y le susurré al oído todo mi ser en tierra seca.

Regreso de un tiempo de cobardes escondidos,
que se quieren y unen entre gritos silenciados.
Aún así para mí era una agonía el periodo entre besos.
Esperaba ansioso su vuelta por mi calle cuando venía.

Los colores de nuestra bandera son los de las sábanas
donde nos escondíamos para no mirar a nadie más,
cuando el mundo éramos nosotros y ni un alma enterada.
Tu eras en quien me escondía cuando sonreías.

Aleks Ginsberg "La niebla da paso al hielo"

17 ene 2017

Haikus Creéper

La chica que me gusta

Baje tus bragas
Subieron sus calores
Nadie mas puede


Paisaje Charro

Aire en cara
La dehesa helada
Escarcha blanca
Resultado de imagen de dehesa helada

Este chacal no volverá a volar

Con la locura menos cuerda que se puede querer,
necesitar el gran paso del café a algo más fuerte,
para poder pasearme de nuevo entre sábanas mojadas,
una cabellera insana con dos piernas firmes que me agarran.

Cuando el primer crack de nudillos resuena en las paredes,
encuentras una razón no más absurda que un silencio atrancado
en un pasillo por las puertas cerradas con llaves confundidas.
No sé hablarle si no es con los dedos en las costillas.

De la equidad similar a la trabajada entre escombros y trincheras,
nace un Buda famélico que medita con un dedo en la llaga,
de guerras que duran mil años y solo terminan con el necio,
colgado, fusilado y quemado a la puerta de su casa.

No se caminar sin la miel untada en las palmas de las manos,
miel que derrama las piedras de su casa cuando si esta,
pero que se endurece cuando falta y corta mis dedos que caen,
para sembrar hiedra y robles que trepen y tapen sus ventanas.

Solo necesito otra noche de dentadas altas al cielo,
trepar máquinas, vino de brick y fluir a oscuras,
si me acompañan historias de francesas que nos bailan.
Descender escaleras agarrados del cinturón y caídas.

Si se cae el filtro de mi cigarro al matarlo señalo
con el dedo el charco y sonrío por poder escuchar,
al fuego morir y ser yo su verdugo al fin aunque sepa,
que el fuego será quien me mate a mi primero y para siempre.

Volando aseguro mi entierro en lo más alto de la colina,
para acompañar al fantasma menos liviano cuanto más muerte pasea.
¿Cuánta pasearé yo con mis hombros cuando deje de volar?
Sobre mi lápida un anillo me despide untado en champán.

Este chacal no volverá a volar

Reno mirando a cazas. 2ª Guerra Mundial


14 ene 2017

Destierros y desentierros bajo un roble.

Las repeticiones que vengan deben ser libres,
para romper con la quimera de sus párpados,
que me enganchan y mienten si me dicen:
Solo soy así contigo.

Solapo un aplauso con un tortazo mal dado
en un costal ya rojizo y roto de un siseo.
Pero nunca doblegado si no es a besos y mordiscos.
Nunca quise ser así con ella.

Rompo momentos para adelantarme a los cerezos locos,
que adornan las laderas de sus fauces cuando ríe.
Un bote de esmeralda opaca aguantará mis sesos rotos.
Ha habido despedidas mejores.

Ramos de flores para el destierro del poeta que nunca vuelve,
dos paladas de cal al desentierro si me trae de reir y llorar,
quererla un poco menos se antoja de un imposible añil.
Mi casa bajo el viejo roble es para ti.

Aleks Ginsberg "Sombras de niebla"

8 ene 2017

Manada de enjambres y jaurías, pero nunca rebaño.

Oigo como los lobos llaman a mis pasos
desde el claro más alto del bosque.
Escucho como gritan mi estampa.

Los abrazo y soy uno más de la manada,
de pelaje negro con tonos rojizos.
Unos colmillos de marfil ahumado.

Me despido del hormigón y fuego,
en los bosques seré más libre sobreviviendo,
que entre cuatro paredes durmiendo con tos.

Allí solo pienso en enfrentarme al día que venga,
y que ese día no tenga un mañana para vagar.
Un viaje que todos tendemos a temer.

Viaje con siete eternidades caminando
por una orilla de roca tosca y cortante.
Estar muerto se me antoja parpadeo sin fin.

Por eso aquí cabalgo entre arbustos sin miedo,
sin arraigo y sin estirpes sagradas convivo.
Aquí sobrevivir se me hace más vivir que nunca.

Por eso mi manada nunca será rebaño de nadie,
y son más libres sin la seguridad de un mañana
que trescientos futuros seguros en la ciudad más capital.

Entre árboles nunca reinan los cepos ni trampas,
solo las dentelladas al cuello y la fuerza de la manada.
Más humanos somos siendo lobos que caminando.

Aleks Ginsberg "Tormes"

3 ene 2017

Álbum de errores con un solo de trompeta.

Por siempre detrás de un ladrido,
que suena poco a quejido comparado
con los aplausos al final de mi función,
a la que niegas tus pupilas y taconeos.

Ayer fue igual que los recuerdos que tengo
de un pasado mañana nada lejano y de color rojo.
En carne y cuerpo un trasquilado hola,
disimula por la cola al no querer entrar.

En un paseo rodeado de "no me acuerdo de ti",
para llegar a algún lugar de quien fui antes de las canas.
Siento calor dentro donde antes hubo un campo de nada
y nanas antes de irme a la cama de sábanas de plomo.

No querer salir de aquí hasta que no encuentre un sol
con muchos tonos azules para poder recordar,
lo que escribo en este álbum de errores donde tú
eres el índice y el pie de página de todos los capítulos.

Echo leña al trote mal traído de mil reyes,
que anidan bajo una luz de caricias y puertas abiertas.
Mientras destruyo lo oculto de mi en ti no diciéndote
nada cuando te meces por mi lado y yo te miro.

Ya no vendrás a mi jaula de piedra y pólvora,
a pesar de la calidez de mis abrazos y risas,
sin tener en cuenta mis llaves al cuello,
ni mis ojos siempre vacíos ya sin tus caderas.

Aleks Ginsberg "Calidez"

1 ene 2017

Quiero que seamos dos olivos.

Un rayo de sol me persigue cuando cruzo la calle,
un monstruo cruza la ciudad de norte a este.
Yo ya no se como combatir al miedo que me das.
Sobre hojas de miel y canas de un antaño añejo,
coces para crines de trigo que ya no me enredan.

Aplausos a oscuras en un teatro cerrado y vacío.
Contradicciones en cruces rápidos, embraga y frena,
corrompe con óxido todos mis clavos,
y hazme así más feliz que nunca.
Yo me encargo de los gastos de la cripta.

Prendiendo una vela en el corazón para que haga sombras
en las paredes de mi memoria hechas de ti.
Desangrando la granada que late dentro de mis versos,
por un punto de vista mal traído a la cueva que barro
cada mañana al mirar por la ventana queriendo comprender.

¿De donde salen los pájaros que nunca anidan?
Del origen de mis ronquidos al perseguirme
¿Donde dormirán cuando se cansen de volar?
Que yo ya no los querré dentro de mi,
pero reconozco que al final siempre abro las puertas.

Ven a regarnos después de enterrar los pies en ladrillos,
dejarnos crecer y enredarnos como planta torcida,
ser dos olivos frente a unos seres que no entienden,
que los golpes del mar en la roca desgastan menos,
que los de los silencios y la indiferencia.

Déjame remar este cristal hasta un atardecer descompuesto
en colores cálidos al principio y crema casi al final.
Sin duda recordaremos solo los fríos con los que pintamos
nuestras puñaladas traperas, galopes y viajes a la mierda.
Recordando ser siempre menos fuerte sin un aroma que seguir.

Aleks Ginsberg "Helada"