8 ene 2017

Manada de enjambres y jaurías, pero nunca rebaño.

Oigo como los lobos llaman a mis pasos
desde el claro más alto del bosque.
Escucho como gritan mi estampa.

Los abrazo y soy uno más de la manada,
de pelaje negro con tonos rojizos.
Unos colmillos de marfil ahumado.

Me despido del hormigón y fuego,
en los bosques seré más libre sobreviviendo,
que entre cuatro paredes durmiendo con tos.

Allí solo pienso en enfrentarme al día que venga,
y que ese día no tenga un mañana para vagar.
Un viaje que todos tendemos a temer.

Viaje con siete eternidades caminando
por una orilla de roca tosca y cortante.
Estar muerto se me antoja parpadeo sin fin.

Por eso aquí cabalgo entre arbustos sin miedo,
sin arraigo y sin estirpes sagradas convivo.
Aquí sobrevivir se me hace más vivir que nunca.

Por eso mi manada nunca será rebaño de nadie,
y son más libres sin la seguridad de un mañana
que trescientos futuros seguros en la ciudad más capital.

Entre árboles nunca reinan los cepos ni trampas,
solo las dentelladas al cuello y la fuerza de la manada.
Más humanos somos siendo lobos que caminando.

Aleks Ginsberg "Tormes"

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