19 feb 2013

La despedida (Estrellas en el suelo; parte II)

- ¿Cómo sabré que estarás bien? -preguntó él, inquieto y confuso-.
- Mira todos los días, a las 12 de la noche, las estrellas -respondió convencida de lo que estaba diciendo-.
- Ahora ya podré observarte sin que me mires. Pero recuerda, si eres capaz de alcanzar y tocar las estrellas, debes ser capaz también de no desordenarlas.
- Porque el orden es bueno pero yo puedo llegar a ser aún mejor, puesto que en ese "orden" estoy y puedo dejar de estar -espetó ella tajantemente-.
- Je, seguramente y no lo dudo. Deduzco que sólo en un inalterado firmamento conoceré de ti, a saber: tu existencia y emociones.

Pasaron 12 años desde que nuestro protagonista se despidió de su amiga, cuando una noche juró haber visto estrellas donde no debía de haberlas -estaban en el suelo- y en un acto de desesperación corrió por las calles gritando:

Un día serás capaz
de llegar a las estrellas,
si tus sueños desordenan
lo estrechado por azar.
Ese día dejarás
en vano arrepentimiento,
mostrándose desde el cielo
a las estrellas finar:
ni responden cómo estás
pues cayeron en el suelo.

Nunca volvió a saber nada más de ella, nunca. Las promesas también son efímeras.

1 comentario:

  1. En este caso es una despedida en toda regla. No es una metáfora: lo que la amiga alcance las estrellas no es significado de "muerte", sino de éxito en su camino, ése que no ha podido seguir el joven. Él le dice a ella que no desordene las estrellas del cielo pues es la única manera de saber cómo estará en un futuro y ella haciendo caso omiso, las tira al suelo desapareciendo de escena.

    Los versos son de estilo barroco: de 8 sílabas con una estructura de: ABBAACCAAC

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