30 may 2017

all dressed up, and smelling of strangers

Ahora busco el recuerdo de un olor,
que me traiga el viaje de un piano lento,
un Sol rasgado que termina siendo un Si, siempre.

Ya no es dueña de mis deseos aunque
puede que yo sí de sus escalofríos nocturnos cuando
un recuerdo hace que se despierte y recuerde,
cuando nos partíamos a golpe de uña y diente,
bajo unas sábanas avergonzadas de ver
lo que nos hacíamos entre grito y risa.

Ese piano me hace recordar.

Al ritmo de un escalofrío su piel tersa,
me decía que siguiera acariciándola
si no quería que me olvidara al irse.

Al ritmo de una sonrisa sus labios,
me decían que siguiera besándola
si no quería que me olvidara al irse.

Al ritmo de su adiós siempre corto,
me decía que no la soltara nunca
si no quería que me olvidara al irse.

Recogía la ropa y cabalgaba lejos de aquí,
tras peinarse en el espejo mientras la miraba.

El ritmo de su olor en mi cama,
me grita que siga pensando en ella
si no quiero olvidarme de ella al quedarme.



25 may 2017

Reflejo tras lo oscuro

Deshice los nudos de mi ventana rota,
otros trajes o camisas que volaban,
emigrando vuelos de alegría y progreso.
Iluminé e ilumino caminos de exilio
y vuelta a casa por libertad.
Y al escuchar tropiezos caigo yo,
de empatía somnolienta y atragantada,
en unos verbos aún por salir.

Las únicas palabras claras son:
¿A quien encontraré al mirar
al espejo tras lo oscuro?

Adelanto tradiciones y traiciones,
marcas negras en los muslos que reflejan
noches que se alargan en la mañana,
y agujas que no queman.
Noches acompasadas con el badajo
que anuncia las horas a en punto,
y a menos cuarto siempre me entran
prisas por correr.

Honestamente no recuerdo a quien
debo avisar cuando todo esto acabe,
ni a quien morder en la mejilla,
al despertar en sábanas encapotadas.
Mejor correr empinado camino,
para poder ser siempre yo.

Creo que eso es lo que encontraré
al mirar al espejo tras lo oscuro:
El poder ser siempre yo.


Foto de Kayla Christine

22 may 2017

El descanso que necesito es camino y monte

Traigo exilio de romerías,
reliquias de iniciados,
y a veces,
truenos desarraigados.
Tus bailes de camino
a siempre sin mi,
dos hijos de puta
atragantados con polvo.

Las cuentas rojas
que siembran camino,
traen amapolas
con espinas de tinta.
Que dictan un ritmo mal
cantado por la garganta
ronca de gritar y no beber
en tragos largos, tus dientes.

Y flotan los tonos que,
distraídos rompen rocas.
Arden piras milenarias con
leña traída de otro bosque.

Y de siempre en cuando busco,
un descanso de paz entre bosques
ríos, rocas y una hoguera que ayude
a calentar mi cuerpo del pecho a las nubes.