Mi muerte entre hormigón armado.

Me arrastro por la acera,
y me tropiezo con la sociedad.

Que en mi esquela ponga,
"Muerto por la revolución".
Aunque muera de hambre,
o de asco social,
engañadlos a todos.
Perros, que me mataron

Y te digo que...

Huelo a ti,
y lo lejos me lo niega.
Soy solo,
y yo no quiero.

Por lo obsceno de nuestra letra,

Y la muerte del beso,
y el llanto del beso,
y lo bueno del beso.

Estrellas en el suelo

Acércate. Soy el tiempo que no ha llegado.
Mírame. ¿De qué soy la consecuencia?
Súbita lágrima que emana y no retengo
puesto que el amor destierra y remata,
este amor me está matando.
Qué angustia tan crónica voy sintiendo.
Todo lo que quiera y pueda llegar a ser
en la vida puedo llegar a serlo contigo,
el hastío de buscarte y no tenerte es el
esfuerzo que se deshoja con el tiempo.
Déjame. Que no lloro, mi amor, que no.
A veces, no lloramos por nosotros mismos,
lloramos por el futuro (por el mañana)
que en ese preciso instante representa
lo que suelto y cierro si te conozco en el
Purgatorio y te pierdo en el Paraíso.
Vanas promesas pero la muerte me miraba.
Desapego por la vida.
He dejado una estela en aguas de la Estigia.
Un ocaso, perfecto para decirte que te amo
aunque calles o bajes la mirada.
¿Por qué no me quieres?
¿Por qué ya no puedo?
¿Por qué soy la aurora que
nunca viste y cuál era la
razón por la que pintaba
estrellas en el suelo?
Eres mi causa y consecuencia.

La busco por las calles

La quise matar,
y sin embargo,
me premia la honestidad
de cuidarla.
me quise deshacer,
desde dentro,
para ahorrarme el dolor.

Todo para rehacerme.

Hice dos bandos
y una carretera en medio.
Caminé sobre ella y me dolió.
Rompí brea y me quemé.
Supe el acero, y me derretí.

La busco por las calles,
y sin embargo,
me premia la honestidad
de no tenerla.