18 oct 2018

Ladridos

Si has visto a un hombre ser feliz,
y desconoces si la certeza volverá a verte,
a penas puedes contener las ganas
de rabia y tercios de grandeza;
de una ventana por la que siempre la ves llegar.

Con infinito recelo caminas sin cordura
una atadura autoimpuesta, perenne y de seguro eterna,
en su revolver de sábanas antes de poder dormir.

Si te encierras en las páginas de clásicos,
y no concilias el sueño ni en tu propia cama,
temes tus propios actos y ya casi no vuelas,
necesitas un nuevo ritmo de carencia.

Un pelo rizo para un pelo liso,
mi eco en el patio de luces,
una luz bonita que nos ilumine.

Si cada día es más inerte que el anterior,
despiden pétalos y legañas los párpados,
corres largas ausencias de destino impío.

Si echas de menos su trotar hacia ti.
Si darías los brazos para que llegaran a ella.
Si necesitas algo.
Si crees estar solo.

Es que eres humano, recuerda.




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