29 jun 2017

De árboles y almas

Clavado en la garganta tienes
otro nombre de un olmo gris,
y no el de mi roble de raíces profundas.

Atravesado yo en la mía tengo
otro nombre de un arbusto ya quemado,
y no el de tu ficus de lomo suave y curvo.

Aún así solo te pido que me dejes plantarme a tu lado.
Dejemos que la nieve nos cubra y hiele cada invierno,
que esa manta nos tape y podamos abrazarnos a oscuras.
Siempre fue la mejor forma de pasar el invierno,
para dos árboles entrelazados rama a rama y raíz a raíz.

Perderemos savia por cada corte y hachazo
que nos daremos cuando queramos separarnos,
con un lalalalala without you,
aunque compartamos raíces, medio tronco,
y tus flores iluminarán mis ramas.

Sin duda me secaré y moriré al preguntarme,
la razón por la que te quedaste con un árbol
que te tapaba el sol y asfixiaba los brotes.

Un roble demasiado terco para cualquier flor.

Así seremos dos árboles unidos que solo buscan
otras raíces, otras tierras y un prado donde descansar,
por eso soy un roble que orgulloso tiene,
un tronco marcado a navaja que miente,
y dice que tu y yo somos para siempre.



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