20 feb 2018

Aquellos días de tormenta

Si tras la tormenta, el día nublado y negro, dicen,
que los primeros rayos son los dedos de Dios
alcanzando el alma, decidme, ¿de quién son
estos dedos que me desgarran el corazón?

Hay mar pero no hay eco ni sonido en el bosque
ha estado lloviendo y el campo está mojado,
yo espero y tan sólo quiero que esta temporada
brote de las semillas lo mejor de los pasados años.

Esa agua tan pura que baja de la alta montaña,
por favor, jamás digas de esa agua nunca beberé
puesto que allí donde unos se calan y empapan,
allí mismito, otros agonizan y mueren de sed.

Un hombre ha terminado en la mina su jornada
y derechito va a casa cantando una canción,
espera su mujer y está mirando por la ventana
al tiempo que se santigua y reza una oración.

El color de la mañana es de brasa y es de plata
y duele como si de un puñal tan sólo se tratase,
sangra de mis venas la cera de una vela encendida
y he vuelto a la vida antes de que me llamases. 


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