2 dic 2012

Fumó un pitillo y nadie la vio

Con una mano prende
cien miradas, y da candela
a un cigarro
de una cajetilla que guarda
todos los besos robados.
Las uñas pintadas,
en unos dedos largos, que esta noche,
han acariciado
la espalda
de algún que otro cigarro.

Y, sin dudar, a su boca lo lleva,
mientras habla de algún lugar,
de alguna conversación, que

ya no importa.

Y mancha el cigarro de rojo
Y achina los ojos
cuando el humo roza su frente, y se le juntan la pestañas,
y enseña los dientes
porque la conversación terminó.

Calló la ceniza.
Y el resto asintió, sin mirar el pitillo,
que se apagó
con su sonrisa.

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