2 dic 2018

El abismo que pende de un hilo

Llego al abismo que pende de un hilo,
viene conmigo una tormenta, mi pelo rizado,
que eran tus pérdidas aunque siempre ganabas.
Me acompaña trigo en calma de noche, el tuyo.
Vengo del lugar donde tu mirada me dijo,
que hoy la impunidad no la paga nadie.

Vivo de mi pulso mis tropiezos,
me persigue un oceano furioso de espuma,
quiere hundir mis pasos hasta el fondo y no me niego,
a aceptar dolor y pena con esta caída.
Llego del lugar donde tu alma dejó de pasearse por mí,
me dice que la culpabilidad no apaga a nadie.

Corrompo el cielo sobre mis ideas,
siguen mis pasos la tristeza en mi mente,
destilada en vasos sucios sobre ninguna barra.
Me escoltan los temblores de rodillas, como siempre que
sé que correrás hacia mi pecho al abrirte la puerta.
Se encuentra con mis pasos la ausencia de los tuyos.

Traigo pocos versos en demasiado espacio,
ellos guían mis ideas, ocurrencias, temores y temblores,
mi somnolencia, mis trazos, mi relieve:
Todas mis pérdidas con sus duelos.
Siempre señalan un norte nada claro tras la cima,
donde hoy también reina el abismo que pende de un hilo.




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