24 oct 2016

De paseos, colores y silencios.

Ayer soñé con unas calles del centro,
asfalto mojado y en cuesta, sin árboles,
comercios cerrados: era demasiado pronto.
Caminar solo se me antojaba hasta cómodo.

Sucede si descubres que hasta ella es insegura,
que hasta ella está loca, a veces duda
y no siempre sabe que hacer ni como.
Joder, pasa si descubres que es humana.

Y estate seguro que ella como todas,
es entera, perfectamente loca y necesaria.
Ella es una canción frenética de pétalos y notas:
Ella es ella, y nadie más puede serlo.

Y de ahí la desesperación de necesitar caminar
solo y mojado, en cuesta y sin árboles.
De ahí la rabia de no ser en ella, ya no.
La razón de el llanto con cafeína que tengo.

Que aún estando lejos persiste, nunca desiste
el deseo de abrazarla fuerte y notarla,
y quizá tenerla para cuando solo se necesita
la piel y la risa, y junta, que se rompe menos.

Por eso triste si ella suena a un silencio largo,
y ya no sabe a ese olor suyo, o yo no lo se.
Por eso triste si ya no se leerle los ojos,
o cuando los cierra y no es para quedarse dormida.

Luego siempre le pido sin decir nunca nada,
que venga corriendo, sin miedo a romper nada,
o a dejarse la puerta cerrada por dentro.
Ya me ocuparé yo de recogerlo todo mientras duerme.


Aleks Ginsberg "Road home"

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